30 de enero de 2018

PRESENTACIÓN LIBRO DE CUENTOS "EL VIGESIMO"





El 15 de junio de 2017 se realizó la presentación del libro de cuentos “El vigésimo” de Gonzalo Mariátegui en el Instituto Raúl Porras Barrenechea (Miraflores) de la Universidad nacional mayor de San Marcos.

Esta entrega constituye el quinto libro de cuentos de Gonzalo Mariátegui.













ENTREVISTA A GONZALO MARIATEGUI REFERENTE A SU NOVELA “MEMORIAS DE UN PICARO LLAMADO MISTERIO”



A continuación damos a conocer la entrevista que el escritor y periodista, Carlos Sotomayor, realizó al narrador Gonzalo Mariátegui:

1. Siempre me da curiosidad cómo se gestan las novelas. ¿Cuál fue la idea o la imagen que fue el disparador de lo que finalmente es Memorias de un pícaro llamado Misterio? 
Cierta calurosa tarde de febrero, allá por el año 2012, mientras desempolvaba los libros de mi biblioteca, encontré en un recóndito estante un viejo y tieso ejemplar de “El lazarillo de Tormes”, novela corta, fundacional del género picaresco (1554). Aquel momento fue el reencuentro de dos viejos amigos que por motivos desconocidos hacía años que no se miraban las tapas. De inmediato abandoné mis tareas y luego de leer la novela dos veces ese mismo día, caí en la cuenta que la literatura peruana no registraba una novela picaresca de autoría nacional, a pesar que el medio social peruano aportaba todos los elementos necesarios para escribir una excelente novela de este género. Sentí que había un vacío importante que llenar. Esta toma de consciencia fue el disparador que en aquel momento me comprometió a escribir “Memorias de un pícaro llamado Misterio”.

2. ¿Qué te llevó a escribir una novela picaresca? ¿El Lazarillo de Tormes ha sido una influencia?
En cuanto a qué me llevó a escribir una novela picaresca, puedo decirte que en este género encontré el medio adecuado para dar vida a un joven que llamaría Misterio y que, además de ser entrañable, de clase baja, sin familia, amoral y que, a pesar de los contratiempos que sufre en el curso de su existencia, no renuncia a su terca ambición de triunfar en la vida, la cual es la realidad de muchos jóvenes en el Perú.

El lazarillo de Tormes ha constituido una influencia enorme para mi novela en la medida que, en ambas, no hay héroes tradicionales (realizadores de grandes proezas dignas de admiración y aplauso).  Los protagonistas (Lázaro y Misterio) resultan ser los antihéroes de sus respectivas novelas. Son profundamente humanos.

3. Tienes un método particular para ponerle los nombres a tus personajes. Siempre hay una historia detrás de cada nombre. ¿Cómo fue en este caso, con los nombres de los personajes principales?
Siempre he creído que los nombres influyen en las personas, tanto en la vida real como en la ficción, y que los personajes actúan de acuerdo o en contra del significado de sus nombres. Robert Luis Stevenson nunca reveló la razón que tuvo al poner los nombres a sus personajes en su “Extraño caso del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde”. Herman Melville tampoco indicó el motivo que puso Moby Dick como nombre a la ballena blanca. Stevenson y Melville se llevaron a la tumba su secreto. Yo pretendo hacer lo mismo. Es al lector a quien corresponde descifrar el nombre del personaje.

Si el lector no se da la molestia de descifrar el significado de los nombre dentro del contexto de la narración, es porque él o los protagonistas principales no le han interesado. La novela no debe ser entregada al lector como papilla. El lector debe masticar y rumiar el texto hasta llegar al núcleo del mismo. Solo así descubrirá el secreto del autor. Pero si no se da la molestia de hacerlo, entonces el secreto seguirá siendo patrimonio exclusivo del autor.

4. Empezaste escribiendo y publicando libros de cuentos. ¿Cómo es actualmente tu relación con el género breve? ¿Sigues escribiendo cuentos?
Cuando realizaba mis estudios generales en la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos, comencé a escribir poesía como la mayoría de mis compañeros de estudios. Por suerte la gran mayoría de mis poemas fueron destruidos. Eran poemas de amor. Y los poemas de amor usualmente quedan en posesión del ser amado, quienes muchas veces se rehúsan a devolverlos, a pesar de su pobreza artística. Este último ha sido mi caso.

El paso siguiente fue el género breve. Sin duda, escribir cuentos me ha proporcionado muchas satisfacciones. Este género constituye una lucha permanente por encontrar la palabra exacta, producir una sorpresa en el lector. Admiro a Julio Ramón Ribeyro por encima de todos los cuentistas peruanos. El decálogo de Julio Ramón es un valioso legado destinado a todos los que escriben cuentos. Sean estos novicios o autores consagrados.

Actualmente estoy más dedicado a la novela, pero en cualquier momento puedo regresar al cuento. Por lo pronto tengo proyectado publicar en un tomo mis tres libros de cuentos, incluyendo algunos inéditos. Han pasado más de quince años desde la última publicación y creo que pueden seguir gustando. A cierta edad los proyectos literarios deben ser cortos, porque en cualquier momento y sin aviso previo, se puede uno mudar de barrio.

5. ¿Qué encuentras en la novela que no lo haces en el cuento?
Por excelencia, el cuento es brevedad, economía. Es la bala que sale del cañón en una sola dirección. La novela, de otro lado, es el árbol que a medida que crece va produciendo múltiples y frondosas ramas. La novela permite el ingreso y salida de personajes secundarios sin disminuir el valor de la trama.  En el cuento, sin embargo, el exceso de personajes puede ser la razón de su fracaso.

6. Como muchos saben, además de publicar esta novela picaresca, inauguraste no hace mucho una muestra de tu obra plástica. ¿Cómo combinas estas dos apuestas artísticas: literatura y artes plásticas, más allá de que se encuentren en tu novela anterior que gira en la historia de un pintor?
La literatura y las artes plásticas tienen en común la ambición de crear belleza. Y en mi caso, toda actividad orientada en esa dirección, me atrae. Estoy imantado a la belleza. A veces siento la urgencia de pintar sobre el lienzo, otras veces siento la premura de pintar con palabras. A veces soy pintor, otras veces soy escritor. Siempre acato mis inquietudes creativas. 


UN PÍCARO SUELTO EN LIMA. A PROPÓSITO DE “MEMORIAS DE UN PÍCARO LLAMADO MISTERIO”.




Se ha publicado, hace unos meses, la nueva novela de Gonzalo Mariátegui Viera Gallo (Lima,1943) titulada, “Memorias de un pícaro llamado misterio” (edición de autor, 2015) y cuya lectura, aparte de ser placentera, confirma una vez más las dotes escriturales de su autor, que en esta entrega no decepciona – a pesar del trajín de haber escrito sus anteriores libros, entre los que destacan, por ejemplo, “La virtud de Alexandra”- ni nada por el estilo, sino todo lo contrario, nos habla de alguien que todavía se encuentra vigente en las letras peruanas, gracia  a su perspicacia y dotes narrativas.

Ojo que la lectura es sencilla (pero no se la registre junto a la literatura light, que presenta más de un serio problema) y , sin embargo, al terminarla hemos hecho un repaso por las aventuras de un antihéroe bribón con ciertas ínfulas de grandeza, (y que al final es absorbido por la fatal urbe limeña) sino que también nos acoplamos a un cuadro social con una relativa falta de oportunidades (en todo el texto Misterio casi siempre cae en buenas manos y con trabajos decentes; sin embargo sus artimañas de bribón le hacen perderlas) y lleno de desaliento, situación que cunde, hasta el día de hoy, en nuestro país. Se trata de una novela donde encontramos un cuasi fatalismo dominado por la presencia del determinismo y llevado a niveles extremos. También notamos que Mariátegui intenta ser profundo en ciertos pasajes, pero vemos que al final esa no es su intención puesto que prefiere que su prosa  fluya, aunque sin caer en el facilismo. Escrito en primera persona, se nos narra las aventuras de Misterio Misterio (sí, ese es su nombre y apellidos señores, puesto casi por accidente, como nos enteraremos a medida que avancemos en la lectura) y su constante lucha –sí, esa actual lucha del hombre en la sociedad que lo cosifica- por salir del “paso” y poder alimentar a un estómago que a cada momento “reclamaba alimento” haciendo ruidos guturales y molestos. Pero seamos un poco más específicos y  vayamos a la trama: en un comienzo nos enteraremos, por boca del narrador (que nos revela que está escribiendo esta novela, la historia de su vida), de las desdichadas circunstancias de su nacimiento en un centro penitenciario para mujeres de Lima, donde su madre Digna Moral purgaba condena; también de la carta que recibió cuando cumplió la mayoría de edad y donde se revelaban los motivos por los cuales su madre fue violada, en un descuido, por varios hombres allá en su provincia natal y la forma como el alcaide del pueblo, su padre Severiano Moral, la envió a la capital, temeroso de las burlas de sus paisanos por haber engendrado una hija con costumbres lujuriosas (en alguna parte del libro se menciona que en realidad le alegraron mucho las arremetidas de todos los que la ultrajaron) y poca o nula dignidad. Pero ahí no queda la cosa: ya en el bus interprovincial que la llevaría a Lima, el chofer del bus, “con buenos modales, la llevó  a un lado y le pidió que guardara dos paquetes bajo su abultado vientre” (pág. 15) y que, una vez pasados los controles de la policía, él se encargaría de compensarla con una muy buena cantidad de dinero que le permitiría instalarse con más comodidad en la capital. El chofer adujo que se trataban de regalos para su esposa, quesos y dulces de leche. En realidad, Digna estaba haciendo las veces de burrier y después caería presa en un centro penitenciario.

Sucedieron varios acontecimientos luego de que capturaran a Digna Moral, entre los cuales el más relevante fue el que Misterio cayera en un albergue para menores, y entre cuyos habitantes estaba “La rata”, un personaje de “brazos cortos; manos recogidas; joroba pronunciada; ojos redondos; prominentes dientes frontales, rostro filudo” (pág. 27) entre otras características que hacían de él alguien temido por el resto, como que se sabía que era sicario y que había cometido robos al paso y a viviendas… sin embargo, ambos (La rata y Misterio) urdirán un plan para poder escapar juntos del presidio tomando, una vez fuera, rumbos distintos. Todavía se darían otros sucesos de vital importancia para el desarrollo de la trama, como el de la huida de Misterio en un bus, aparentemente sin destino, o su captura de parte de un patrullero de policías y también su paso por un convento de frailes franciscanos, donde nuestro pícaro bribón también haría de las suyas… en cuanto al resto, su lectura ya atañe al lector, pues de lo contrario se le quitaría interés a la historia.

Aunque el autor se muestra previsible en ciertos pasajes, hallamos cierta maestría en el manejo de los sucesos, mostrándosenos estos atractivos y narrados con frescura. Encontramos hilaridad por momentos, aunque moderadamente, como en el pasaje donde Misterio hace las veces de hurta monederos en la procesión del Señor  de Los Milagros, haciendo mofa de esta costumbre limeña, asemejándose en algo a “En octubre no hay milagros” de Reynoso. También notaremos que el autor saca a relucir, como en sus anteriores entregas, el tema de la madre ausente.

Lo que se le podría echar en cara a “Memorias de un pícaro…”es la excesiva cantidad de erratas y que aparecen consignadas en un pequeño papel que viene al final del libro. Además, en la página 92 encontramos la expresión “ahí nos vidrios” y que es más propia de la jerga mexicana a que dos muchachitos de la capital la puedan utilizar.

Lo que si creemos es un acierto son las anotaciones a pié de página y donde se nos da el significado de ciertas jergas (un ejemplo: “chibolo” en la página 21 significa niño al ver su significado, o “callejón oscuro”, entre otras), no siendo para nada este recurso entorpecedor de la historia.

En resumen, Gonzalo Mariátegui ha escrito una muy buena novela, fresca, a veces algo fragmentaria –aunque sin menoscabo de su calidad- y que a su vez nos hace reflexionar, permitiéndonos situar a Mariátegui entre los mejores narradores vivos peruanos. Léase el comienzo que nos involucra sobremanera en el texto: “Mi nombre es Misterio y nací pobre como el más pobre y desdichado como el más desdichado. Como prueba de la veracidad de esta afirmación, bastará con revelar que en la oportunidad de mi nacimiento, mi madre purgaba condena en un centro penitenciario para mujeres en la ciudad de Lima, capital y ciudad del Perú” (pág. 7) Novela picaresca, novela de aventuras, en realidad el libro representa toda una amalgama de posibilidades que nos invita a leerla hasta el final, que el lector no se lo espera.

Charly Martínez Toledo.
 







PRESENTACION DE NOVELA "MEMORIAS DE UN PICARO LLAMADO MISTERIO"

Durante una cálida noche de Mayo del 2015 se realizó la presentación de la novela picaresca del escritor, Gonzalo Mariátegui Viera Gallo. Integraron la mesa de honor la poeta y periodista, Maruja Valcárcel, el filosofo y escritor, Hugo Garcia Salvatecci y Gonzalo Mariátegui Pastor, como presentador.

Gonzalo Mariátegui, Maruja Valcärcel, Hugo Garcia Salvatecci y Gonzalo Mariátegui Pastor
Gonzalo Mariátegui, Maruja Valcärcel y Hugo Garcia Salvatecci
Teresa Ortecho Murga y Gonzalo Mariátegui

Jose Ramón Mariátegui y Gonzalo Mariátegui Pastor

Gonzalo de Aliaga, Gonzalo Mariátegui y Jose Luis Ortecho