26 de septiembre de 2009

HOLLYWOOD: DE LA MECA A LA CACA







Desde hace décadas los grandes estudios cinematográficos de Hollywood -la llamada Meca del cine- han venido dando la espalda a la producción de películas de calidad y lo que es peor es que no hay señal que la cosa cambie. Se dirá que existen excepciones, pero estas son pocas; insuficientes para revertir lo que ya parece inevitable: la caída y consiguiente desaparición del cine norteamericano.

La autopsia revelará que los principales estudios hollywoodenses, muchos de los cuales cotizan sus acciones en la bolsa de Nueva York, ya no buscaban elevar el nivel del llamado Séptimo Arte sino aumentar de manera voraz sus utilidades y no conservar a sus mejores actores.

Ya en la década del cuarenta del siglo pasado era obvio que las utilidades primaban sobre el arte. Si mal no recuerdo fue Ronald Reagan, ex actor y ex presidente de los Estados Unidos, quien acuñó el término The Business (El negocio) y que utilizaba cada vez que se refería a la industria del cine.

Es así como en los últimos años hemos sido testigos de la desaparición de la pantalla de grandes actores y actrices. En silencio hemos esperado su reaparición. Y cuando algunos lo han logrado lo han hecho en películas de baja calidad, en papeles que no están a la altura de su capacidad interpretativa.

Ejemplos de lo que acabo de mencionar hay muchos. Para los estamos en la tercera edad nos duele ver a Al Pacino, Dustin Hoffman o Robert de Niro interpretando personajes chatos a los que no se les puede sacar partida. ¿Es que Hollywood no tiene guionistas capaces? ¿Es que ya no hay grandes novelas para adaptar? No. Lo que sucede es que el negocio tiene primacía sobre el arte.

Jóvenes adultos y jóvenes mayores nos preguntamos qué vienen haciendo estos últimos años dos actores dramáticos como Edward Norton y Toby Maguire en los papeles de El Increíble Hulk y El Hombre Araña. Por suerte aparecen disfrazados, irreconocibles o con la ayuda de un doble.

Los dramas, las películas de época o de suspenso ya no son de interés para los productores. Ahora la prioridad la tienen las películas de terror (de calidad mediocre), las comedias (insulsas, que hasta la televisión rechazaría), pero por encima de todas están las súper rentables películas para niños, especialmente las animadas.


A comienzos de los años cincuenta con la aparición de la televisión muchos predijeron la desaparición del cine. Pero The Business supo adaptarse y para asombro de todos se salvó de una muerte segura. Los años han pasado y el cine y la televisión han coexistido en buena salud, pero parece que, de la próxima caída, el cine no se levantará. La última ceremonia del Emmy 2009 fue indicio que los de la caja boba están preparándose no sólo para reemplazar la ceremonia del Oscar sino para enterrar al mamut de Hollywood. Se dieron cuenta que muchos actores como Glen Close y Alec Baldwin ya se pasaron a la televisión. ¿Será este el comienzo del fin?

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