21 de septiembre de 2012

JOAQUÍN LIÉBANA: GENIAL ESCULTOR PERUANO

                                                                             

Joaquín Liébana en su taller de Barranco.
Tal vez el más grato suceso en las artes plásticas del Perú en lo que va del siglo XXI, sea la muestra que acaba de concluir en la Galería de Arte Lucía de la Puente, en el distrito de Barranco. Nos referimos a la muestra de esculturas en metal (láminas de fierro cromado) del artista peruano, Joaquín Liébana (1975), titulada KAOS “la gente está en conflicto” .

Quienes hemos tenido la oportunidad de visitar la exhibición de la treintena de piezas escultóricas nos hemos quedado boquiabiertos ante la novedad de sus piezas. Nada ni nadie nos había preparado para este importantísimo contecimiento. 

Por ello, digámoslo de una vez: Joaquín Liébana es el escultor peruano más moderno, creativo e interesante en lo que va de este siglo. La escultura de Liébana es figurativa, de un neo clasicismo (provisionalmente algún nombre habrá que darle) y de una pasmosa novedad de la que cuesta tiempo recuperarse. 

En la sala principal de la sin duda más importante galería del país, han reposado piezas que significarán un cambio importante en la escultura peruana. Felicitamos a la Galería de Arte Lucía de la Puente por haber tenido el buen ojo de servir de anfitriona de tan importantes piezas. La muestra de Joaquín Liébana no es más de lo mismo sino mucho más que todo lo mismo. Ahí están las decenas de rostros y piezas de figuras humanas tamaño heroico que no tienen antecedente en nuestro país. 

Si se nos hubiera dicho que las piezas del joven maestro Joaquín Liébana eran de un artista europeo o norteamericano, a no dudarlo todos hubiéramos alzado nuestras manos para de manera clamorosa agradecerle que haya honrado nuestra capital con esta importante exhibición, la misma que engalanaría cualquier galería de Nueva York. 

Siete Jeringas lamenta que en nuestro país no exista un museo de arte contemporáneo con los fondos necesarios para adquirir la mayor cantidad de las piezas de Joaquín Liébana. Como consecuencia de ello hacemos un fervoroso llamado a los coleccionistas privados nacionales para que cuanto antes adquieran estas valiosas piezas a fin de garantizar su permanencia en nuestro país. No se arrepentirán pues no sólo darán mayor relieve a sus colecciones sino que la inversión se apreciará en poco tiempo, porque inevitablemente la obra de Joaquín Liébana será “descubierta” en los centros más importantes del hemisferio Norte. Entonces que nadie acuda al Muro de las Lamentaciones.

A continuación reproducimos la entrevista que el maestro Liébana tuvo a bien conceder a este blog en la intimidad de su taller y adjuntamos algunas de las imágenes de los trabajos presentados. 

¿Cómo fue que decidiste dedicar tu vida al arte?

Bueno, recuerdo que aun siendo chico mi padre ya era coleccionista de arte popular, restaurador y también creador de muebles. Él fue el que nos introdujo (se refiere a su hermano pintor, Mateo) en todo este mundo del arte. Recuerdo que desde chico yo trabajaba en hacer mis juguetes, construía cosas y, desde luego, dibujaba mucho. Desde chico me llevaban a ver exposiciones. Mi padre siempre nos llevaba a los museos, a ver antigüedades, a ver como los artesanos hacían acabados en madera. A mí y a mi hermano, desde niños, se nos inculcó el interés por el arte.

Háblanos de tu formación plástica. ¿En qué escuela estudiaste y con qué maestros?
Estudié en la Universidad Católica. Ingresé en 1994 y egresé en 2001. Después me fui a Escocia del 2001 hasta el 2003 para hacer una maestría en la Edinburgh College of Art. Entre los profesores que en este momento recuerdo están Julia Navarrete, Alejandro Alayza, Johanna Hamann, Sonia Prager, Marta Cisneros.

¿Por qué cultivas de preferencia la escultura y no la pintura?
En realidad, yo siempre quise ser pintor. Siempre he dibujado. Siempre he construido cosas. Siempre he estado armando cosas. Yo soy de construir cosas. Pero siempre me he quedado con la idea de que algún día voy a volver a pintar. Siempre he querido retomar la pintura, que es un lenguaje que si uno no utiliza, lo pierde.

¿Dentro de qué corriente artística ubicas tu escultura?

Siempre me he basado en las cosas más clásicas. Es lo que más me ha llamado la atención. Lo que he visto en los museos de Europa. 

¿Estás contento con la época que te ha tocado vivir y trabajar?
¿Vivir en esta época? Sí, sí, de todas maneras.


En la historia del arte, ¿cuáles son tus escultores favoritos?
Los clásicos. Donatello, así como Agesandro, Atenodoro y Polidoro de Rodas: los tres autores de El Laocoonte.

Si fuera posible viajar al pasado, ¿a qué artista te gustaría conocer?
De los escultores, Miguel Ángel; y de los pintores, a mí Bronzino me gusta mucho. 

¿Qué opinas de la escultura de Fernando Botero?
Ha hecho los gordos esos, pero no me gustan mucho. Y la pintura, peor. Desconozco mayormente. Pero lo poco que he visto de los caballitos... bueno, bueno, no me parecen.

¿Cómo es un día de trabajo de Joaquín Liébana?
Me levanto temprano, tomo café y me voy al centro de Lima a dibujar sobre esta plancha, a cortar, alquilo una máquina de plasma, calo metal, llegó acá a Barranco, pulimos y ensamblamos.

¿Cuánta ayuda recibes de asistentes en la realización de tus esculturas?
Tengo un ayudante que se llama Rodrigo Zúñiga, que es escultor también, que hace cosas bien buenas. A ese nadie lo conoce. También tengo otro ayudante en el centro de Lima y un pintor. Yo soy el soldador y el que cala. Y el pulidor es mi ayudante que trabaja acá. Yo tengo uno que me pule, que lo dirijo yo. 

Menciona una escultura que retirarías de inmediato de las calles de Lima.
El arcángel que está en el Óvalo Gutiérrez. Quitaría el arcángel y toda la base.

¿En qué lugar de Lima te gustaría que hubiera una escultura tuya de grandes dimensiones?
En el malecón como me lo prometieron cuando gané el premio Peter y Adriana Hobart (Concurso de proyectos para esculturas en un espacio público primer premio).

De las esculturas que hay en las calles de Lima, ¿cuál es la que más te gusta?
"El estibador”. La escultura que donó la comunidad belga al Perú con motivo del centenario de la independencia y que está ubicada en la primera cuadra de la Av. Arequipa. Esa es buenísima. 

¿Consideras que a Lima le faltan esculturas?
Sí, definitivamente sí. No se ven muchas. Las antiguas son buenas, pero de las modernas no hay buenas. Hay una que otra por ahí pero está perdida. Se ha perdido la costumbre de hacer una plaza y poner una escultura. Es una lástima.